SOBRE EL CONOCIMIENTO DEL COMUNISMO POR PARTE DE LA CLASE OBRERA DE NUESTRO PAÍS.

Enrique Velasco

La conversión del vasallo en trabajador “libre”.-

En los tiempos inmediatamente anteriores al primer capitalismo, el trabajador entrega parte del producto de su trabajo al “amo”, no porque éste sea propietario de los medios con que trabaja, sino porque está ligado personalmente a él con un lazo que se le llama el vasallaje. Los vasallos “deben” a su señor, o los productos de su trabajo (una parte), o el trabajo mismo en forma de servicios personales (criados domésticos, servidores de cuadras y mantenimiento en general). Los reyes no son propietarios (en el sentido que hoy damos a esta palabra) de sus reinos, ni los duques de su ducado; sino que establecen con sus súbditos esa relación que hemos llamado de vasallaje, y cuyo contenido, en lo que aquí nos interesa, consiste básicamente en trabajar y entregar parte del producto al señor (trigo, vino, corderos, caballos, todo y más de lo que el señor necesitaba para reproducirse “como señor”, no simplemente reproducirse como individuo).

Esta relación productiva, que tan característica fue en nuestra Edad Media, y que tantos palacios, monasterios, catedrales dejó como señal de lo barato que les salía el trabajo a estos señores; fue evolucionando lentamente, en un doble sentido. De una parte, los señores fueron convirtiendo en lo que hoy llamamos propiedad privada, lo que antes solo era un “título”, un privilegio que los reyes le daban, y que consistía básicamente en su derecho a exigir a campesinos y demás trabajadores de su territorio (ducado, marquesado, condado) una parte del producto de su trabajo. Y, paralelamente, a la conversión en propiedad privada de la tierra (principalmente), se fue convirtiendo la relación de vasallaje, que era un lazo de tipo personal (el señor era dueño de la persona misma del vasallo, del siervo de manera que no podía abandonar su territorio, podía juzgarlo y castigarlo y matarlo), en una relación puramente laboral, de trabajo. En realidad, siempre gozó de una ligazón con contenido esencialmente laboral, pero se le adornaba con todo ese perifollo de la lealtad, la fidelidad, la protección, la tradición, la religión, etc. De verdad, el núcleo de la relación era laboral.

Y ese núcleo se mantuvo. El noble, el señor, se convirtió en el propietario de las fincas, y se desprendió de los demás adornos. Y el vasallo se limitó a prestar su trabajo, a cambio de que el propietario le entregara los medios indispensables para poder reproducirse (mientras el propietario lo necesitase; cuando no fuera así, era “libre” para ir a buscar trabajo a otra finca), convirtiéndose así en un trabajador libre, y dejando de ser un siervo, un vasallo.

De esta relación parte la primera fase del capitalismo.

Estos grandes propietarios, suelen dejar las tierras en arrendamiento. Son los arrendatarios quienes vigilan las labores, adquieren la simiente, contratan al personal. Y comienzan a prestar atención a la diferencia entre los costes (la renta pagada al propietario, los aperos, las simientes, el abono, los salarios) y el valor del producto obtenido, es decir, lo que él empezaría a llamar ganancia. Es la primera vez que se hacen estos cálculos.

En Inglaterra, como ya vimos, acaban cambiando los cultivos tradicionales por el pastoreo de ovejas, para obtener la lana, lo que les representaba una mayor ganancia.

Son los primero escarceos del manejo de los medios de trabajo propios y del trabajo ajeno para tratar de obtener la máxima ganancia. Son los primeros ensayos del tipo de trabajo capitalista. Las experiencias partiendo de los talleres artesanales, dan aún mejor resultado, y en ellos se dan los mejores éxitos, según hemos visto.

En este punto de arranque concreto hemos situado el inicio de la primera fase del capitalismo.

Como vemos, se trata de gestionar un proceso de trabajo colectivo (de tipo agrícola o industrial, para el caso da igual).

Si nos fijamos, esta situación coincidiría con el arranque del funcionamiento de una cooperativa de producción (tanto da que sea agrícola o industrial).

En ambos casos se trata de gestionar un proceso de trabajo colectivo.

La diferencia está en:
1º- Quién se encargará de la ordenación y dirección del proceso de trabajo en su conjunto.
2º- Quién decidirá qué se hace con el producto que se vaya obteniendo en los distintos periodos de tiempo (días, meses, años).

 

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